BON APPÉTIT, LA NUEVA COCINA VIRTUAL
Generalmente diríamos que ‘somos lo que comemos’ pero también somos el ejemplo que damos, pues es innegable que las palabras mueven, pero los ejemplos arrastran; así que en esta época tan fuera de lo común, donde todos hemos enfrentado realidades diferentes, es importante que los estudiantes conozcan y sobre todo se identifiquen con algo que nos gusta a todos: la comida.
El alimento es parte vital de nuestras vidas y cómo nos relacionamos con él, influye en nuestro bienestar y desarrollo; siempre me he considerado una mujer apasionada por las preparaciones culinarias, la creación de mezclas de sabores, conocer nuevas especias e ingredientes que complacen el paladar y contribuyen positivamente al cuerpo. Por esto, en mi posición como docente, identifique una forma de estrechar la relación con los estudiantes, de enseñarles la importancia de una buena relación con la comida, y de demostrar la necesidad de tener una dieta balanceada y sana. Así mismo, exponer cómo los preservantes, conservantes, colorantes artificiales y el exceso de azúcar afectan nuestro organismo y que comer de forma sana, no tiene porque ser aburrido o monótono.
Según Karl Menninger ‘Lo que se les dé a los niños, los niños darán a la sociedad’, y me parece muy acertado, ya que, como docentes, influenciamos gran parte de la vida de los estudiantes, y en este momento crear una estrategia que aporte desde otra perspectiva más atractiva y los ayude a entender los beneficios de la alimentación sana, pero también a amenizar su tiempo en casa, ha sido de gran aceptación por parte de ellos. Debido a la gran acogida que tuvo esta estrategia, en la Semana cultural, todo el colegio se vio involucrado, creando diferentes platos con sus respectivos docentes de ciencias naturales, siendo una semana extraordinaria para todos.
Los estudiantes aún nos comparten algunas de sus recetas hechas en casa, llenas de creatividad, y estilo, siendo esto representación de la labor cumplida, puesto que ‘sembramos la semilla’ y ya vemos los resultados positivos. Con esta experiencia, pudimos compartir de una forma diferente con nuestros estudiantes, el vínculo con ellos tomó más fuerza, se creó un espacio que fue recompensa ante una situación mundial innegablemente compleja, y que sin duda alguna demuestra cómo la comida es una herramienta para fortalecer las relaciones, además agradeciendo la complicidad y colaboración de los padres, sin lugar a duda su ayuda contribuyó a que las actividades trascendieron.
Dadas las circunstancias, y como se esperaba que fluyera este espacio, todas las recetas propuestas fueron premeditadas, y con ingredientes de fácil acceso para todos, que estuvieran en la capacidad económica y culinaria sin distinción, no obstante, sin dejar de lado la nutrición y la creatividad.
Para mí como docente, ha sido más que gratificante el desenlace, que se ha generado, debido a que el objetivo en mi aula se cumplió, y del mismo modo se expandió en toda la institución. Creando una repercusión y consciencia en comunidad por la buena relación con la comida.